Un muro baja en la frontera entre Egipto y Gaza, y no significa que está cayendo: se construye bajo tierra.
Egipto construye, con el financiamiento y apoyo de Israel y Estados Unidos, un muro subterráneo para bloquear completamente a Gaza
Después de rumores no confirmados aparecidos por primera vez en el diario israelí Haaretz y rápidamente negados por el gobierno egipcio, la información se difundió en la prensa de ese país, confirmando que Egipto llevaba a cabo la construcción de un muro de hierro a lo largo de su frontera con la Franja de Gaza, destinado al bloqueo de la multitud de túneles que enlazan la ciudad egipcia de Rafah con su homóloga palestina, en Gaza.
El muro se extenderá por 11 kilómetros de largo, desde el Mediterráneo hasta el control israelí del paso fronterizo de Kerem Abu Salem. Su trazado será exclusivamente subterráneo.
En conferencia de prensa el día sábado, el portavoz de Hamas, FawzyBarhum, criticó duramente la construcción del muro. Dice Barhoum, es "financiado y supervisado por Estados Unidos. Es parte del plan de EE.UU, que comenzó el gobierno de Bush para sofocar los 1,5 millones de palestinos en Gaza, después de que el enemigo sionista no ha logrado quebrar su voluntad".
Con el aliento de EE.UU. e Israel, Egipto ha dado un apoyo silencioso pero constante al muro, contribuyendo al bloqueo impuesto por Israel a través del endurecimiento de su propia frontera con Gaza.
Después que los habitantes de Gaza estallaran un segmento de la pared en Enero de 2008, entrando en Egipto para ir de compras masivas, un nuevo muro de concreto de 3 metros fue construido a lo largo de la frontera. Las autoridades egipcias afirman que el muro subterráneo es un asunto de seguridad nacional, para impedir las armas de contrabando en la Franja de Gaza. También lo es la búsqueda activa, y la destrucción de túneles.
"Una red de varios centenares de túneles", de acuerdo con UNRWA, lleva a Gaza "una amplia gama de materiales, incluyendo alimentos, bebidas, ganado, medicamentos, combustible, cemento, papel, piezas de repuesto y otros bienes”. Incluso los animales del zoológico han sido introducidos de contrabando a través de los túneles, cuyos propietarios ofrecen una línea de vida para los 1,5 millones de habitantes de Gaza varados en el pequeño territorio desde hace varios años en virtud de un bloqueo al parecer interminable. Los productos permitidos de entrar en Gaza escasean de manera drástica y son fuertemente controlados por Israel, cuyas listas de productos prohibidos, inexplicablemente, incluyen artículos tales como mermelada, papel higiénico, y los garbanzos.
No sólo la compasión y las preocupaciones humanitarias mueven los túneles, estos son un negocio lucrativo. Cavar un túnel puede costar varias decenas, quizá cientos de miles de dólares, pero aparentemente recupera sus costes rápidamente. El paso de una persona por el túnel tiene un costo de $1500 dólares, $250 el de una cabeza de ganado y lo mismo por un saco de bienes. El túnel cubre sus costos fijos, así como los gastos de funcionamiento - que incluyen la electricidad, incluso las líneas telefónicas, de vez en cuando los ventiladores, y un impuesto recaudado por las autoridades del gobierno.
A pesar del anuncio del muro subterráneo, los excavadores se mantienen optimistas, prometiendo superar la barrera. "Que los americanos y los israelíes paguen por el muro", dijo uno a la prensa egipcia. Y si la barrera parece imposible de superar: "los túneles son de un mínimo 20 metros de profundidad. Podemos hacer que sean de 40 metros."
Pero en ese caso, el coste de la excavación aumentará y en consecuencia también lo hará el precio de las mercancías de contrabando.
A días del primer aniversario del asalto israelí de tres semanas en Gaza, donde murieron más de 1400 personas, incluidos varios centenares de niños, la Franja sigue en un estado lamentable. Cualquier reconstrucción apenas ha tenido lugar. Los túneles ofrecen suministros de construcción en un número insuficiente, que las organizaciones internacionales no están autorizados a hacer uso en función de sus propias directrices internas.
Pero el juego del gato y el ratón sólo puede llegar hasta un cierto punto, y no se puede permitir aumentar más la ya insostenible presión sobre los palestinos de Gaza. Poner fin al bloqueo es inevitable.
Nanyoly Mendez
CRF
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